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Ermita Arquitectónica

Situado a cuatro kilómetros del pueblo de Aldeavieja (Ávila), en el lugar del Egido, a los pies de la Cordillera Carpetovetónica y a una altitud de 1.220 metros se encuentra la Ermita de Nuestra Señora la Virgen del Cubillo. Un lugar donde en una mañana de primavera del año 1454, un pastor que fue a descolgar su cubillo de un árbol vio a la Virgen metida en él, la cual le pidió que dijese a los habitantes de Aldeavieja que hiciesen allí una Ermita en honor a la Virgen Santa María.

Ermita del Cubillo

Sobre el terreno, y con la debida licencia, se construye una primera Ermita. Sin embargo, escasos documentos reflejan la historia de esta Ermita primitiva. Tan sólo se sabe que era pequeña, de un único cuerpo, con una puerta en su frontal y espadaña encima, según las representaciones que de ella existen en los cuadros de la época. Asimismo, en la actual Iglesia hay un cuadro explicativo del milagro de la aparición que data de 1454. Según dicho cuadro, se sabe que el 10 de julio de ese mismo año fue colocada la Santa Imagen de la Virgen. Sin embargo, pese a los pocos datos conocidos de esa Ermita primitiva, así como de su estilo arquitectónico, se puede saber gracias a dos inventarios de los bienes, alhajas y ornamentos de la Virgen que datan de 1478 y de 1481 que sobre la puerta principal se hallaba un torrejón el cual albergaba un esquilón y dos campanillas. Asimismo, en el Altar Mayor había cuatro traveseros labrados y, a ellos cosidos doce paños blancos también labrados. También había un ara con sus corporales y un frontal azul de lino con unas letras que decían Ihesus Chrisptus, más nueve parlamentos colorados, un cielo, una manta de pared, varios paños de Bretaña y paños de distintos materiales que debían de estar distribuidos por las paredes. Para los oficios litúrgicos se contaba con un cáliz de plata con su patena, unas vinajeras de plomo, un incensario de estaño y una cruz también de estaño. El reverendo también con dos trajes, así como con tres libros de culto.

Posteriormente, debido a la gran devoción de la Virgen, se procedió a la construcción de una nueva Ermita, de mayores dimensiones capaz de albergar a un mayor número de fieles. Esta segunda Iglesia comienza a edificarse en 1576, y está compuesta de tres naves, tres altares, tribuna, retablo, portales y casa para el santero. Entre 1612 y 1613 gracias a una donación de 400 ducados puede realizarse una caja dorada a la Santa Imagen, la sacristía y los aposentos de la hospedería. De este modo, la Iglesia quedaría finalizada en 1614. Sin embargo, esta segunda Ermita no sería la definitiva, ya que en poco tiempo sería construida una tercera, debido probablemente a un deseo de ampliación o de renovación de la anterior Ermita, siendo esta la que hoy conocemos.

Esta tercera Ermita y última, comenzó a edificarse en 1656, conformada por una planta con cruz latina, una única nave de tres tramos, un crucero y capilla de testero plano. Responde al esquema de cruz latina que sería codificada por Juan de Herrera y su discípulo Francisco de Mora y que conformarían el tipo de Iglesia característica del siglo XVII. Los brazos del crucero son de poca profundidad colaborando a fusionar capilla mayor y estructura longitudinal. Esta tendencia a atrofiar los brazos del crucero se puede considerar como característica peculiar de Francisco de Mora.

Ermita del Cubillo

Por dos puertas abiertas en el testero de la Capilla Mayor se pasa a la sacristía; es un pequeño espacio cuadrangular cubierto con bóveda plana. En ella, se abren dos puertas –muro norte y muro sur- que dan acceso a las escaleras que nos conducen al Camarín. Esta estancia repite en planta el esquema del crucero. Es un espacio rectangular subdivido en tres tramos. El central cuadrado está cubierto por una media naranja sobre pechinas y los laterales con bóvedas de cañón con lúnetos. En el testero del Camarín se abre en el centro una gran ventana; siguiendo el mismo eje y sobre el entablamento se abre un óculo u ojo de buey.

El Camarín responde a la tipología de camarines “ocultos”. La imagen está colocada en el retablo pero, la parte posterior está perforada por un transparente. El acceso está disimulado y fuera del plano del templo. Aparentemente ningún elemento indica, ni desde el exterior del templo ni desde el interior, la compleja articulación del Camarín.

En 1666 se amplía la Capilla Mayor y se construye un Camarín. Sin embargo, la obra interior del Santuario –bóvedas, enlosados, etc.-, así como su ornamentación no estaría terminada hasta finales de siglo XVIII. La lenta ejecución de la obra viene determinada por la falta de recursos económicos. De hecho, fue financiada con limosnas, las cuales provenían en su mayor parte de los vecinos de Aldeavieja.

Exteriormente es una obra de marcado influjo escurialense no sólo por el material empleado, granito trabajado en sillares rectangulares, sino también por la austeridad ornamental que se ve interrumpida por unas bolas de granito que sobre un pedestal decoran los tejados.

La entrada a la Ermita se hace por una puerta de hierro situada en el arco central de los tres, que están ante el pórtico y como custodiados por dos verjas de hierro, cuyo peso a la hora de su forja fue de 53 arrobas completando la Ermita y a su derecha según se llega de la localidad de Aldeavieja se encuentra la torre de tres cuerpos y esbelta por cuatro cuerpos para campanas y rematada con chapitel, cruz, veleta y pararrayos.

Al lado opuesto de la torre se encuentra un edificio de dos plantas adosado a la Ermita. Se trata de la Hospedería desde la cual se da acceso directo al Templo y a su coro. Sirvió como estancia de los peregrinos que venían a postrarse ante la Santa Imagen. La planta inferior, ha sido la vivienda del Santero durante muchos años, mientras que la planta superior, compuesta de ocho habitaciones, que conservan el histórico enlosado rojo de baldosas de barro, cuenta con una sala adicional en la que se encuentran los exvotos, muy visitados por los peregrinos.

En lo que respecta a la Administración de la Ermita, queda determinada a través de dos pleitos que tienen lugar a finales del siglo XVIII entre el Concejo de Aldeavieja y el Fiscal eclesiástico del Monasterio de Párraces, tras los que se acuerda que la Ermita y todas sus pertenencias queda libre de Patronato y, por lo tanto, sujeta a la jurisdicción del Real Monasterio de San Lorenzo. En la actualidad, la Cofradía es la encargada de la administración de la Ermita del Cubillo, así como de todas sus pertenencias.

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